Los padres suelen preocuparse cuando los niños tienen fiebre. Sin embargo, hoy se conoce que la fiebre, siempre que no sea demasiado elevada, no debe ser motivo de preocupación porque, más que una enfermedad en sí, es una reacción del sistema inmunitario.
De hecho, la fiebre es una respuesta del organismo ante una posible infección, un virus, una vacuna o incluso al exceso de ropa cuando hay mucho calor. La mayoría de las veces no supone un riesgo para la salud del niño, aunque siempre es bueno mantenerla controlada y, si persiste, se debe visitar al pediatra para descubrir su causa. No obstante, si la fiebre es demasiado alta o persistente, será mejor bajarla cuanto antes. Y para lograrlo, existen diferentes remedios caseros que son muy eficaces.
Siete remedios caseros para atacar la fiebre
Que use ropa ligera y fresca
La ropa absorbe el calor corporal y lo mantiene, a la vez que impide que la temperatura exterior afecte directamente la piel y la enfríe. Por tanto, cuando un niño tiene fiebre, lo mejor es evitar el exceso de ropa, intenta que esta sea lo más fresca y ligera posible ya que así será más fácil bajar la fiebre. Lo ideal es que le pongas una ropa de algodón, que le permita transpirar sin dificultad.
Dale un baño con agua tibia
Uno de los remedios caseros más eficaces para bajar la fiebre es un baño de agua tibia. De hecho, el agua ayuda a regular el calor corporal y hace que la fiebre vaya cediendo. Lo ideal es un baño de agua tibia, para que la temperatura del cuerpo ceda gradualmente y, si puedes retener al niño durante un rato dentro del agua, mucho mejor. No obstante, debes evitar los baños con el agua demasiado fría o muy caliente porque estos tienden a elevar la temperatura del cuerpo, en vez de bajarla.
Regula la temperatura de la habitación
Para bajar la fiebre es necesario regular la temperatura de la habitación en la que descansa el niño. Si es invierno y la calefacción está encendida, debes bajarla un poco para refrescar el ambiente. Al contrario, si es verano y hay demasiado calor, puedes ventilar la habitación, evitando siempre las corrientes de aire y bajando temperatura del aire acondicionado.
Utiliza compresas de agua fría
Se trata de uno de los remedios más antiguos para bajar la fiebre infantil. Toma un paño o una toalla pequeña y mójala en agua fresca, luego debes aplicarla en la frente, la nuca y las muñecas. Una vez que se seque, vuelve a refrescar el paño y colócalo de nuevo. De esta manera, a medida que estas zonas se vayan refrescando, el resto del cuerpo también lo hará y la fiebre irá cediendo.
Prepara una infusión de girasol
Una de las propiedades del girasol es su acción termogénica, es decir, ayuda a regular la temperatura corporal. Por eso, una infusión de girasol es un remedio ideal para bajar la fiebre infantil con facilidad. Basta poner unos pétalos secos de la flor de girasol en un poco de agua hirviendo y dejarlos reposar durante 10 minutos. Luego, puedes añadir azúcar o miel para endulzar la infusión. Debes darle entre 2 y 3 cucharadas cada 8 horas.
Enfría los pies
Se trata de otro de los remedios más populares, efectivos y sencillos para bajar la fiebre infantil. Basta que le pidas a tu hijo que camine descalzo, en contacto con el suelo frío, y la temperatura del cuerpo comenzará a bajar. El calor corporal va desapareciendo progresivamente porque escapa a través de los pies del niño.
Utiliza emplastes de cebolla o patatas
Los emplastes de cebolla o patatas son un remedio que recurre al mismo principio del enfriamiento de los pies. Sin embargo, esta vez no se apela a la humedad propia del suelo sino a la que contienen las patatas y la cebolla, que son capaces de absorber el calor. Basta cortar unas ruedas de cebolla o patatas y ponerlas dentro de los calcetines del niño, tendrás que cambiarlas cada vez que se calienten. Al poco rato la fiebre empezará a ceder.