Presión atmosférica, también llamada presión barométrica, fuerza por unidad de área ejercida por una columna atmosférica (es decir, todo el cuerpo de aire por encima del área especificada). La presión atmosférica se puede medir con un barómetro de mercurio (de ahí el sinónimo de presión barométrica comúnmente utilizado), que indica la altura de una columna de mercurio que equilibra exactamente el peso de la columna de atmósfera sobre el barómetro. La presión atmosférica también se mide usando un barómetro aneroide, en el que el elemento sensor es uno o más discos metálicos corrugados, huecos, parcialmente evacuados, soportados contra el colapso por un resorte interior o exterior; el cambio en la forma del disco con el cambio de presión se puede registrar usando un brazo de lápiz y un tambor giratorio accionado por reloj.
La presión atmosférica se expresa en varios sistemas diferentes de unidades: milímetros (o pulgadas) de mercurio, libras por pulgada cuadrada (psi), dinas por centímetro cuadrado, milibares (mb), atmósferas estándar o kilopascales. La presión estándar al nivel del mar, por definición, equivale a 760 mm (29,92 pulgadas) de mercurio, 14,70 libras por pulgada cuadrada, 1,013,25 × 103 dinas por centímetro cuadrado, 1,013,25 milibares, una atmósfera estándar o 101,325 kilopascales. Las variaciones sobre estos valores son bastante pequeñas; por ejemplo, las presiones sobre el nivel del mar más altas y más bajas jamás registradas son 32,01 pulgadas (en el medio de Siberia) y 25,90 pulgadas (en un tifón en el Pacífico Sur). Las pequeñas variaciones de presión que existen determinan en gran medida los patrones de viento y tormenta de la Tierra.
Cerca de la superficie de la Tierra, la presión disminuye con la altura a una velocidad de aproximadamente 3,5 milibares por cada 30 metros (100 pies). Sin embargo, con aire frío, la disminución de la presión puede ser mucho más pronunciada porque su densidad es mayor que la del aire más cálido. La presión a 270.000 metros (10−6 mb) es comparable a la del mejor vacío artificial jamás alcanzado. A alturas superiores a 1500 a 3000 metros (5000 a 10000 pies), la presión es lo suficientemente baja como para producir el mal de montaña y graves problemas fisiológicos a menos que se lleve a cabo una aclimatación cuidadosa.