La coulrofobia no es cosa de risa. Este miedo irracional a los payasos puede provocar pánico y náuseas. Aunque es una fobia poco común, muchas personas encuentran a los payasos espeluznantes, si no francamente aterradores. ¿Por qué? La respuesta radica en parte en la prevalencia de payasos malvados en la cultura popular; piense en Pennywise en It de Stephen King (1986). Sin embargo, según los investigadores, existen razones psicológicas reales por las que tememos a los payasos.
Para empezar, el maquillaje de un payaso puede resultar inquietante. Oculta no solo la identidad de la persona, sino también los sentimientos de esa persona. Peor aún, el maquillaje puede resultar en señales contradictorias si, por ejemplo, el payaso tiene una sonrisa pintada pero frunce el ceño. Luego, está la naturaleza extraña del maquillaje en sí. Los labios y las cejas de gran tamaño distorsionan el rostro de modo que el cerebro lo percibe como humano, pero un poco fuera de lugar. Esa rareza se ve acentuada por el extraño disfraz de payaso. Además, los payasos son muy impredecibles y traviesos, lo que pone a la gente al límite. ¿Te arrojarán agua o te darán una flor?
Estos malestares psicológicos producen un miedo que luego se aviva con las representaciones negativas de los payasos en la cultura popular. Según algunos, el asesino en serie estadounidense de la década de 1970 John Wayne Gacy, quien actuó como Pogo el Payaso en eventos de caridad y fiestas infantiles, solidificó la idea del payaso malvado, y ese tropo se volvió común en películas y libros de terror. Entonces, tal vez no sea sorprendente que una encuesta de 2016 descubrió que los estadounidenses le tenían más miedo a los payasos que a un ataque terrorista o incluso a morir.