Descripción general
La iatrogénesis se define como cualquier lesión o enfermedad que se produzca como resultado de la atención médica (Diccionario médico ciclopédico de Taber, 2013). Una condición iatrogénica es un estado de mala salud o efecto adverso causado por un tratamiento médico; generalmente es el resultado de un error cometido en el diagnóstico o el tratamiento y también puede ser culpa de cualquier miembro del equipo de atención médica. El riesgo de iatrogénesis en individuos mayores de 65 años es dos veces mayor que el de una persona más joven (Gurwitz et al., 1994) y las complicaciones iatrogénicas pueden ser más graves en los ancianos (Merck Manual, 2013). Un informe centinela del Instituto de Medicina atribuyó la mayoría de los errores no a negligencia o mala conducta, sino a problemas relacionados con el sistema (Instituto de Medicina, 1999).
De 2007 a 2009, se informaron 708 642 eventos de seguridad del paciente haber contribuido a la muerte de 79 670 beneficiarios de Medicare hospitalizados en los Estados Unidos de América (Healthgrades, 2011). Se ha estimado que los eventos iatrogénicos afectan al 65% de los residentes de hogares de ancianos anualmente y es probable que también tengan impactos negativos en las personas mayores que residen en instalaciones de vida asistida (Mitty, 2010). Las reacciones adversas a los medicamentos de los medicamentos recetados son el resultado de un orden y administración de dosis incorrectos, y de la polifarmacia en los ancianos. Otros errores problemáticos pueden estar basados en la lectura incorrecta de los resultados de las pruebas o en las presentaciones ambiguas de los síntomas, un sello distintivo del envejecimiento (Lantz, 2002; Agency for Healthcare Research and Quality, 2004; Mitty, 2010). Para 2011, la Administración de Alimentos y Medicamentos recibió 874 116 informes de eventos adversos para medicamentos y productos biológicos terapéuticos, frente a los 370 240 informes en 2003 (FDA, 2012). Se estima que el 27% de los eventos adversos por medicamentos en la atención primaria y el 42% en la atención a largo plazo son prevenibles (American Geriatrics Society, 2012).
La hospitalización aumenta el riesgo de infecciones nosocomiales, reacciones transfusionales, polifarmacia. e inmovilidad. La movilidad es fundamental para el bienestar y la calidad de vida de las personas mayores. Las intervenciones quirúrgicas y médicas pueden provocar complicaciones debido a la anestesia o la sobrecarga de líquidos (Manual Merck, 2013). Los pacientes mayores a menudo llegan al hospital sin medicamentos o sin una lista apropiada de medicamentos recetados, lo que significa que las dosis programadas pueden omitirse durante horas o días. Los adultos mayores hospitalizados están especialmente en riesgo de iatrogénesis en cascada, el desarrollo de múltiples complicaciones iniciadas por un evento inicial aparentemente inocuo (Thomlow et al., 2009).
Una serie de factores aumentan el riesgo de ancianos que padecen una enfermedad iatrogénica. La presencia de múltiples enfermedades crónicas aumenta la posibilidad de que el tratamiento de un problema pueda tener un impacto negativo sobre otro. Por ejemplo, el uso de un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE) en el tratamiento de la artritis puede exacerbar la insuficiencia cardíaca o la gastritis crónica. La fragmentación de la prestación de servicios de salud en muchas especialidades puede conducir a cambios en las intervenciones terapéuticas sin una comunicación adecuada entre los cuidadores.
Se han sugerido varias iniciativas para prevenir la iatrogénesis, especialmente en los ancianos frágiles, que incluyen: el uso de administradores de casos para coordinar los servicios; participación juiciosa de un equipo interdisciplinario geriátrico para casos complejos; consulta con un farmacéutico; establecimiento de unidades específicas de cuidados intensivos para ancianos; y preparación de directivas anticipadas, incluida la designación de un representante para las decisiones médicas (Manual Merck, 2013). En un esfuerzo por promover una atención médica más segura, la Agencia para la Investigación y la Calidad de la Atención Médica ha publicado «20 consejos para ayudar a prevenir errores médicos», que se presentan en el recuadro 56.1. Esta hoja informativa informa a los pacientes y a sus familiares sobre los pasos prácticos que pueden tomar para prevenir errores médicos, garantizando así una atención médica más segura.
Se ha implementado una serie de sistemas de notificación de eventos adversos tanto voluntarios como obligatorios en países de todo el mundo. y la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente (2005) ha resumido las directrices para los sistemas de notificación y aprendizaje. No pretenden ser punitivos (lo que probablemente inhibiría la notificación), estos sistemas están destinados a mejorar la seguridad del paciente al facilitar el aprendizaje de las fallas del sistema de atención médica y al tomar medidas para realizar cambios correctivos.
Este capítulo se centra en la iatrogénesis relacionada a las reacciones adversas a los medicamentos y la inmovilidad, y ofrece sugerencias para prevenir estas afecciones de manera proactiva.